jeudi 29 août 2013

Este mercado quita el aliento y abre el apetito

29 Agosto 2013
14:17
Por: 
Armando Ramírez
Patrimonio cultural de los chilangos, alacena del De Efe , capillita del gourmet y otras exquisiteces es el legendario mercado de San Juan, aposentado en el viejo barrio de san Juan Moyotla, antiguo territorio mexica, ahí en la plaza Ernesto Pugibet o plaza san Juan –como le quiera llamar. Ahí se encontraba un teocalli…
Pero no vayamos tan atrás en el tiempo, a finales del siglo XIX y parte del XX estuvo aquí la cigarrera del Buen Tono. De ahí quedan algunos viejos edificios de departamentos y la iglesia del Bueno Tono, de estilo afrancesado por el origen de don Ernesto Pugibet.
Se cuenta que el templo en un principio iba a ser un cine o teatro o algo así y terminó siendo la iglesia para los trabajadores.
Y enfrente, en la plazuela, y más allá de la calle de Ayuntamiento se erguía el tianguis de san Juan. Para que se den una idea de lo grande que eran, imagínense juntos el mercado de san Juan –el de alimentos– que está por el Salto del Agua y López, el mercado del Palacio de las Flores que se encuentra en Ernesto Pugibet y Luis Moya, el mercado de artesanías que está en Ayuntamiento y Aranda, y por supuesto el mercado gourmet que se encuentra en la calle de Ernesto Pugibet casi enfrente del edificio de Telmex y espalda con espalda de la histórica XEW.
Así de pequeñito era ese tianguis, que terminó fragmentado en estos cuatro mercados públicos en la segunda mitad del siglo XX.
He ahí el origen de este maravilloso mercado público de san Juan, en la calle de Ernesto Pugibet, que la competencia de los centros comerciales le hacen los mandados.
Aquí los chefs, cocineras, sibaritas, gourmets, periodistas, guías de turistas y estudiantes universitarios llegan en parvada. Muchos se bajan en la estación del Metrobús san Juan, cruzan el jardín y a la vuelta de la iglesia se encuentran con sus paredes pintadas de un color azul-morado que no permite visualizar la riqueza culinaria del mercado.
Aquí, si no viene a comprar puede enchichar. Y es que la forma en que se colocan las frutas que van desde la pitahaya (una de origen mítico prehispánico, porque no era tuna sino pitahaya el fruto del nopal donde se posó el aguilita del escudo nacional, según la leyenda) hasta la yaka (que es de Indonesia pero se da muy bien por Colima y Nayarit). Los comerciantes están acostumbrados a que les pregunten y dar información al visitante.
Si usted camina por el pasillo de los ingredientes chinos se encontrará locales repletos de setas, hongos y demás… tanto que el lugar parece a donde llegaba Alicia, la del País de las Maravillas, a surtir su alacena y de aquí se llevaba las zanahorias para el conejo blanco.
Y si les gusta imaginar cuál sería la dieta de los aztecas nada más acérquese a los locales donde venden gusanos de maguey (son blancos) y los gusanos que se llaman chinecuil… y está la hueva de las hormigas, que es el escamol, están los chapulines, los acociles, las tripas de pato,  las hormigas chicatanas, que son negras y gorditas, también conocidas como panteoneras, pero son voladoras (pura proteína, maestros del buen diente). Ahora que si quiere algo de más volumen está la carne de jabalí, de víbora, cocodrilo, león, venado o qué le parece un lechoncito o pescado de todos tipos, pulpo y ni le cuento, todo, todo lo que hay…
Por supuesto están los cortes de carne argentinos ahora tan comunes.
También maravillan los locales de los quesos y las baguettes con jamón serrano o del que llaman bellotero y las tapas y los quesos donde se descubre que el queso manchego de España no es como el de mexicalpan de las tunas. No, no se derrite y se come acompañado con una hogaza de pan y vino, pero si quiere probar el menú completo acérquese a los locales de las baguettes y saboreará la delicia del aceite de oliva y las carnes frías acompañados con su vasito de vino.
Y si no le basta, qué le parece si escoge un fin de semana y entonces sabrá de los antojitos exóticos y prehispánicos: tacos de escamoles, tostadas de cocodrilo, hamburguesas de carne de león que, la verdad, me supo como cualquier hamburguesa desabrida, en cambio la mixiote de jabalí es cosa de otro planeta y la tostada de cocodrilo deliciosa…
Y si tiene tiempo en el recorrido puede pasar a la cafetería del mercado público donde es excelente el café express, el vienés, el italiano o simplemente americano. Sus infusiones son buenas, pida la secreta y lo atenderán.
Digo, piérdase en estos vericuetos del Centro Histórico y no ande nada más en la calle de Madero, por favor, no sea sacatón, no busque y se tropezará con la magia del Centro Histórico.

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