Segunda parte del texto en conmemoración de los 100 años del nacimiento de McLuhan.

Las investigaciones de Marshall MacLuhan en los años sesenta provocaron una inmediata atención entre sociólogos, semiólogos y tecnólogos de la comunicación. Para el canadiense el cambio de organización socila puede describirse como la adopción de una nueva técnica.
McLuhan afirmó que los medios de comunicación estructuran a las sociedades, no por motivos financieros sino sensoriales. Los modos de percepción y de conocimiento son herramientas que prolongan los sentidos humanos, en consecuencia, afectan la personalidad de sus utilizadores.
Creó así su tipología más extravagante y famosa: los medios calientes –el cine, la radio o el libro- que se definen por su riqueza, por su poca posibilidad para la interacción con el usuario: nos quedamos callados en el cine al igual que frente a un libro; los medios fríos –la palabra, el manuscrito, la televisión- que tienen información débil en sus contenidos, pero tendrán una tendencia a hacer participar a los demás.
McLuhan extrapoló esta definición de las investigaciones biológicas y físicas sobre los sentidos.
Su verdadera genialidad no estuvo en este esquema sino en la clasificación de los medios a través de distintos periodos: era tribal (caracterizada por la utilización oral y por la inmersión en un mundo circular donde la participación es intensa); era impresa (que implicó una ruptura con la dependencia instaurada por la palabra, conduce a la linealidad, a la introspección, al individualismo); era electrónica (retorno parcial a una cierta facilidad oral, impuesta por el audiovisual).
Como profeta de su momento, McLuhan afirmó que la revolución oral, visual, auditiva de la televisión provocaría el deseo de una cultura común sin fronteras, una aldea global, en la cual uno estaría en relación con cada uno.
De lo que se olvidó McLuhan es de los contenidos mismos de la televisión y de la recepción de las audiencias. McLuhan dio por sentado que la tecnología definía el modelo del medio. Incluso, algunos de sus contemporáneos se burlaron de su definición de la televisión como un medio fríodiciendo: “Mc Luhan debe tener un televisor defectuoso”.
Se olvidó de algo que Eric Maigret apunta en su compendio Sociología de la Comunicación y de los Medios: “lo que define los medios no es solamente el hecho de que sean prolongaciones más o menos precisas de los sentidos humanos sino que sean extensiones sociales de los individuos y de los grupos que los utilizan para reunirse y oponerse; se vuelven a encontrar todas las contradicciones sociales en un mismo medio”.
Paradójicamente, a casi cinco décadas de sus teorías sobre los medios, no es la televisión sino el internet lo que está cumpliendo la tesis de la pertenencia a la “aldea global”. Y en el caso de los medios electrónicos algunos parafrasean así el famoso axioma de McLuhan: el tedio es el mensaje.
Umberto Eco: Paleo y Neo Televisión.
En la misma década que McLuhan aportaba sus tesis sensoriales sobre los medios, ocurría un cambio sustancial en los contenidos televisivos. La televisión en tiempo real sustituía a la televisión que transmitía acontecimientos y espectáculos previamente producidos o grabados. La televisión dejó de ser cine en pantalla chica o teatro producido en set televisivo o radionoticiario con imágenes para convertirse en teleimaginario real.
El imperio de la imagen teledirigida había iniciado y con ella todo su fetichismo y su mitificación. La televisión en tiempo real definió el concepto mismo de verdad.
El semiólogo Umberto Eco advirtió un siguiente paso en la industria: la creación de la “neo-televisión”, es decir, la televisión que dejaba de hablar del mundo exterior, de representarlo, y de establecer un puente entre la realidad verídica y la realidad mediática para convertirse en un medio que habla de sí mismo en un proceso circular y casi esclavizante de autorreferencialidad.
Eco enumeró así algunos de los efectos de la “neo-televisión”:
-Confusión de los géneros de información y ficción, antes rígidamente separados y reconocibles, y ahora cada vez más sujetos a la ambigüedad del infoentretainment. A esta corriente corresponden todos los nuevos “géneros” de la tele-realidad: los talks shows, los reality shows, losmedia events, la competencia telegénica.
-Transmisión y profusión de imágenes sin ninguna finalidad comunicativa más que mantener el contacto, la permanencia del televidente.
-Incremento de la autorreferencialidad y de la uniformidad de contenidos. La multiplicación de las opciones televisivas (televisión abierta, televisión por cable, televisión satelital y la televisión digital) no ha significado diversificación de contenidos sino proliferación a través de distintas vías de transmisión y de uso tecnológico del mismo contenido con presentaciones en apariencia variadas.
La era televisiva realmente se enfrenta, a partir de 2009, 2010 y 2011 a otro desafío: las redes sociales que crecen de forma exponencial y generan una movilización de las audiencias, aunque no de los contenidos.
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